La comarca del Medio Vinalopó ha sido uno de los exponentes más importantes en la extracción y elaboración de mármol.
A lo largo del paso del tiempo, este material ha jugado un papel crucial como catalizador del tejido empresarial en la provincia de Alicante. No solo ha servido a las empresas a ganarse la vida, sino también ha dejado una huella imborrable en la belleza artística de la comarca.
Los romanos empezaron a tejer la historia del mármol en el Medio Vinalopó. Fueron los primeros en reconocer la calidad de las canteras autóctonas y utilizaron el mármol de esta región en la construcción de edificios y monumentos.
Más pronto que tarde, la calidad de las extracciones locales y la experiencia de los canteros hicieron que nuestro mármol fuese altamente apreciado en parte de la península ibérica.
A todos se nos viene a la cabeza ejemplos como la Basílica de Santa María en Elche, que cuenta con elaboradas incrustaciones de mármol procedente directamente de nuestra comarca.
El auge industrial
Todavía estaba por suceder el boom definitivo de este gremio. Su industrialización.
La tecnología de extracción permitió la elaboración de productos más refinados. Esto supuso un aumento en la producción y una mayor accesibilidad para los compradores nacionales e internacionales.
Es en este punto de la historia donde se sucedieron las primeras exportaciones a países vecinos.
La actualidad
Desde Alcaná Sureste adoptamos el curso de la historia en nuestra manera de proceder con el producto. De todos es sabido que el mármol sigue siendo una parte integral de la economía y la cultura de nuestro entorno.
A lo largo de nuestros años de experiencia, hemos ido invirtiendo en la tecnología adecuada para mantener nuestra calidad.
Como vimos en nuestro artículo sobre las maravillas del mármol de la provincia de Alicante,
somos expertos en los cuatro pilares que más producción requieren:
1. Revestimientos
2. Suelos
3. Encimeras y Mesas
4. Escaleras y Chimeneas
Es de vital importancia la preservación y sostenibilidad de nuestros materiales, puesto que nuestras canteras son testigos directos del paso del tiempo y un símbolo de la riqueza industrial de la cultura alicantina.